Ilustración infantil, María sentada en el columpio de globos.

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En una noche encantadora, la niña María se encontraba en un lugar mágico que parecía sacado de un sueño. Un río serpenteaba suavemente a través del paisaje, reflejando la tenue luz de la luna y las estrellas. Sin embargo, lo que más destacaba era María, sentada en un columpio de globos anaranjados que flotaba en el aire.

Los globos parecían estar hechos de luz misma, emitiendo un suave resplandor que bañaba a María y su columpio en un aura de tranquilidad y serenidad. El río bajo ella capturaba los destellos de los globos, creando un camino brillante que se extendía hasta donde la vista podía alcanzar.

Con una sonrisa radiante en su rostro, María se balanceaba suavemente en su columpio de globos, disfrutando de la brisa nocturna y del canto de las cigarras. Cada vez que se movía, los globos anaranjados parecían cobrar vida, destellando con mayor intensidad y llenando el aire con una sensación de paz.

A medida que el tiempo pasaba, María se dejó llevar por la magia del momento. Sus pies apenas tocaban el agua del río, que respondía con suaves rizos en agradecimiento a su presencia. Las estrellas brillaban como guías en el oscuro cielo, y los globos seguían iluminando la noche con su calidez.

María se sintió en completa armonía con el mundo a su alrededor. La belleza del río, los globos y la noche estrellada la envolvían en un abrazo de tranquilidad, creando un recuerdo que perduraría en su corazón para siempre. Mientras se balanceaba, María sabía que estaba experimentando un momento único y mágico, en el que la conexión entre la naturaleza y la imaginación se entrelazaban de manera perfecta.